En la vieja sombrerería del señor Smith, todo el mundo encuentra el sombrero adecuado a sus necesidades.
Hay elegantes pamelas que hacen que las señoras de prominente nariz se vean de lo mas chic en cualquier evento, sombreros de copa repletos de palomas para magos inseguros, viseras para calvos orgullosos de serlo y gorros de lana para frioleros.
En el segundo estante de la derecha, esperan las boinas para las estudiantes de historia que quieren parecer más interesantes, justo junto a los bombines para cobradores de seguros y a los sombreros de cowboy para los adultos grises que quieren recuperar las tizas de colores de su infancia.
Sombreros de bruja, cascos para el dolor de cabeza, turbantes llegados de tierras lejanas... un universo de tejidos, colores y formas que te entra por los ojos y te hace cosquillas en la barriga hasta que consigue que comiences a reir.
Pero de tan impresionante colección, lo que más le gusta a Samuel, es la vieja caja de cartón que su abuelo esconde bajo el mostrador...
(proyecto en ciernes...)
Me gusta el principio.
Besos de una maia.