Yo entraré allí... yo lo solucionaré! de verdad!
confiad en mí!
Es de valientes entrar en el bosque de los ceños fruncidos. De muy valientes...
Lo primero que sientes es el frío, un frío desolador, que hace que apenas puedas sentir otra cosa que los huesos gritando y pidiendo que salgas de allí lo más rápido que puedas. No... no importa los abrigos que te lleves, es inutil, es un frio interno, diferente, solo quienes pasaron por allí antes que tú lo entienden.
En el bosque de los ceños fruncidos te invade la tristeza sin que te des cuenta, entra por el pulgar del pie izquierdo y comienza a subir, como un cosquilleo apenas percibible. Como una culebra que avanza lo más silenciosamente posible, para que cuando quieras darte cuenta, cuando quieras sacudírtela de encima, ya haya entrado hasta lo más profundo de tu corazón.
Te quedas sin fuerzas, y a medida que avanzas, que te adentras en su atmósfera, solo quieres sentarte en el rincón más oscuro que encuentres, hacerte un ovillo y quedarte allí, abrazada a tus rodillas y cerrando los ojos muy fuerte, intentando conseguir que, de una forma u otra, esa sensación desaparezca.
Y es curioso, porque a la vez que quieres que desaparezca te instalas cómodamente en ese sentimiento, y casi es un alivio sentir que tus ojos se humedecen y que sientes ese pinchazo en las muñecas que te anuncia que te falta muy poquito para comenzar a llorar.
Entonces es cuando te rebelas (o eso crees) y comienzas a enfadarte. Te enfadas mucho, muchísimo. Sin saber muy bien por qué o por quién. Solo quieres gritar, y golpear los troncos de los árboles, das patadas al aire, discutes con nadie pero cada vez con más fuerza... Se te agolpan reproches en la cabeza, las ironías y los dobles sentidos salen con una energía imparable de tu boca y la rabia te rodea, te abraza, y con un dedo invisible hace que tus sienes palpiten, tu mirada se oscurezca, tu ceño se frunza...
Podré hacerlo! Creedme...
Es de fuertes resistir al bosque de los ceños fruncidos. De muy fuertes...
Porque entre tanta impotencia y desesperación, entre tanta ira inexplicable, tienes que conseguir encontrar una forma de escapar, de avanzar hacia el final a pesar de los brazos invisibles que te lo impiden, que no te dejan caminar.
Parezco poquita cosa, pero soy muy fuerte!
Y no todo termina cuando dejas el bosque atrás... porque cuando entras en ese bosque, ese bosque entra en tí y corres el riesgo de que no salga nunca, de que se instale en tu corazón, y no desaparezca. Asi que es muy importante que al salir de allí alguien te de un abrazo, un largo abrazo de verdad... sabrás si funciona porque si es de verdad, si realmente es un abrazo verdadero, oirás el sonido de tu corazón fundiéndose con el de la otra persona... y una música, hermosa y que nunca antes escuchaste hará que sonrias, y que las arrugas de tu frente desaparezcan.
Me abrazará alguien... lo sé.. y bailaremos al son de la música
(Un nuevo proyecto que nace...)
Publicar un comentario