sábado, 14 de febrero de 2009
La tia Camila
(IMÁGENES QUE DESPIERTAN MI IMAGINACIÓN III)
La tia Camila sonríe debilmente mientras un par de mechones le hacen cosquillas en la nariz movidos por la brisa de la mañana.
A pesar de lo que opinan sus hermanas, considera que el bañador rojo le sienta genial y recuerda la ilusión que supuso encontrarlo en aquel escaparate.
Yo la miro desde el agua y estudio pacientemente cualquiera de sus gestos, sé que cuando esté lista abrirá los ojos y me dedicará una espléndida sonrisa.
Lleva unos cuarenta minutos sentada en el borde del trampolín, hermosa, serena, preparándose...
Los momentos duros ya pasaron, los moratones físicos apenas se perciben y los emocionales sanan poco a poco, hay que darles más tiempo porque son veteranos.
Los "estás gorda y no sirves para nada" han dado paso a un tinte del pelo nuevo y un bañador de rayas. Ha sustituido el "y adonde quieres ir? quedate en casa que es lo que tienes que hacer" por un viaje a la playa sin lastres ni gritos, sin miedos ni culpabilidades. Y me ha dejado acompañarla.
La tia Camila recuerda cuando, de pequeña, se negaba a salir del agua hasta que sus dedos estaban arrugados, y cómo, en un acto de rebeldía se quitaba el bañador y corría desnuda por la arena perseguida por su madre porque no quería marcharse a casa.
Recuerda esa sensación de libertad, de tener toda una vida por delante y poder abandonar el suelo y "despegar", aunque fuera dentro del agua.
Ha sido un largo camino, en muchas ocasiones sola y contra todos, pero ahora puede volver a deleitarse con esas imágenes y con todo lo que perdió cuando se perdió a si misma.
Y a mi me da lo mismo llevar 40 minutos esperando, y que mis dedos ya estén arrugados. Me da lo mismo el frío de un agua que aún no se ha calentado por el sol debido a lo temprano que es y que seamos las únicas locas que estamos en la playa en Noviembre. Me da lo mismo.
Porque no me perdería lo que va a suceder por nada del mundo. Porque la tía Camila, por fín, va a volver a nadar.
...
Y después correremos desnudas por la arena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
.
.
No te puedes imaginar como me he sentido identificada con la tia Camila... tal vez porque yo misma necesité más de 40 minutos para saltar del trampolín.
Gracias por este relato.
Besos de una maia.