Aquella mañana abrió los ojos con la plena convicción de que algo había cambiado. Seleccionó su sonrisa del día y cambió el sonido del despertador al modo "canción inolvidable".
Desayunó palomitas de colores mientras leía la sección de cultura del periódico, marcando, con infantil entusiasmo, todas las ofertas del festival de otoño de las que disfrutarían hoy.
Antes de decidirse a tirar el movil por la ventana, efectuó una última llamada, simplemente para comunicar al mundo que se había declarado en huelga de números rojos, que había olvidado...