Me llevo la receta de tu batido de chocolate blanco, prometo traerlo de vuelta pero así tendrás la excusa perfecta para acompañarme.
No te preocupes por el neceser, ya me he encargado de que no te falten las risas a medianoche, están en el mismo bolsillo que las ganas de contar estrellas.
Por si me mareo en el avión, como es habitual, no te olvides de meter en la mochila un abrazo tranquilizador, nunca viene mal cuando voy palideciendo en el aterrizaje y sabes que si no es tuyo, no funciona.
Los billetes los llevo en el bolso, al lado de la ilusión...