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He dicho...

Blog Personal de Patricia Sánchez

 
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sábado, 30 de julio de 2011

A veces no cuesta...

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A veces no cuesta decir adios.

Haciendo balance te das cuenta de las cosas importantes. Mis últimos cuatro años y medio se han almacenado de forma relativamente segura. Lo menos relevante; las cifras y las palabras, los archivos y bases de datos, en un disco duro externo de 65 euros y 500 gigas. Lo primordial en plataformas de almacenamiento más fiables, al menos de momento. 

Lo aprendido está en un par de carpetas amarillas con dibujos científicos, en una de las particiones de disco de mi cabeza. He tratado de almacenarlo de forma intuitiva para encontrar enseguida lo que necesite en cada momento. Si vieran su tamaño y grosor algunos dirían que no son demasiado para el tiempo empleado, pero se equivocan, está lo primordial, ya me he encargado de sacar los enfados, las frustraciones y las pérdidas de tiempo dejando espacio a lo importante. Sólo eran paja que te impedía llegar a las hojas realmente interesantes. En esas dos carpetas están los pros y los contras de muchas cosas, las bien hechas y las equivocadas, (de las que también se aprende, y muchas veces incluso más), los ensayos y errores, las rectificaciones y las auto-palmaditas en la espalda (también alguna palmadita ajena, no os vayáis a creer).

Hay dos archivos especialmente importantes, uno lo he llamado "Lo que he ido aprendiendo por el camino" (lo sé, no soy la mejor poniendo nombres cortos a los archivos y me enfadaré cuando tenga que hacer copias de seguridad y esto me dé más de un quebradero de cabeza) y al otro "Lo que me han enseñado mis compañeros de viaje". El segundo es más grande que el primero, aunque me encargué de vincularos de forma que han ido creciendo de la mano. Ah!, llamadme nostálgica, pero también me guardo ahí un pequeño matraz y la fórmula del flubber :-)

Pero definitivamente el archivo más grande es el que he guardado un poquito más abajo, en el pecho, entre la tercera y la cuarta costilla derechas (me pareció un sitio estupendo, cómodo, calido y de lo más protegido). Ahí me guardo mucho más, ahí me guardo personas que, algunas vestidas de calle y otras con bata blanca, me han hecho crecer, que me han enseñado, sorprendido y convertido, quiero creer, en alguien mejor. Son muchas las cosas que escribiría ahora mismo para describirlas, pero no es necesario, algunos incluso no son conscientes de haberse convertido en referente en algún momento, pero incluso así, les estaré eternamente agradecida. A todos ellos espero haberles correspondido adecuadamente dejándoles algo de mí también. 
Y cuando vea, aunque sea de refilón, las fotos que comparto con algunos, ese dibujo de mi primer campamento en el que salgo un poco amarilla o ese nombre en forma de mensaje en la bandeja de entrada o en la pantalla de mi movil, sonreiré acordándome de lo bueno vivido y compartido, pero también de todo lo que me queda por vivir con muchos de ellos a los que no dejaré de ver, aunque no sea todas las mañanas a eso de las 9:00.

A veces no cuesta decir adiós.
A veces decides, simplemente, no decirlo.

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martes, 12 de julio de 2011

La loca pastelería de Carlota Smith

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www.lalocapastelería.com

Los dulces que hace Carlota no se parecen en nada a los que hayáis probado hasta el momento. Tienen nombres extraños y hacen que a quien los prueba le pasen cosas de lo más divertidas.

En la mágica pastelería de Carlota Smith se utilizan toooodos los ingredientes que podáis imaginar... y algunos que ni os imagináis, y siempre sales por la puerta con el estómago lleno de sonrisas y los ojos repletos de felicidad.

Hay Torrijas de Besos, Magdalenas de Sueños, Rosquillas que hacen cosquillas... y Pudin de Trucha para después de la ducha!, porque los dulces de Carlota son de todos los sabores, una vez a mi me hizo un pastel de pimiento morrón que me curó el sarampión!

La señorita Fideuá, que ayuda a Carlota en la pastelería, pone mucha atención en lo que hace y siempre añade unas cuantas gotas de ilusión antes de meter las tartas en el horno... quizá ese sea el secreto... porque todo el que entra en la mágica pastelería de Carlota Smith descubre un sabor que le hace feliz.
Bueno... todos no... Carlota últimamente no duerme demasiado bien, se pasa toooda la noche pensando en nuevas recetas para Rigoberta nunca contenta, Rigoberta es una nueva cliente que apareció hace unas semanas y que no ha encontrado aún el sabor que le haga sonreír.
Ha probado con el Suflé de secretos de mandarina, con el Batido de sol para las tardes de lluvia... pero nada funciona... el otro día, con el Helado de Besos y salsa de fresa pensábamos que lo habíamos conseguido porque Rigoberta levantó tímidamente las comisuras de los labios... , pero lo que le pasaba es que tenía ganas de estornudar

Y por si esto fuera poco, nos hemos enterado de que Cindy Gesta ha llegado a la ciudad

Cindy es periodista, y escribe todos los meses en la revista más importante de todo el mundo mágico: "El noticiero hechicero". Tiene una columna en la que habla sobre tiendas mágicas y normalmente no le gusta ninguna. A todas les encuentra algún fallo y entonces la gente deja de ir a la tienda y acaban cerrandola. ¡Y como se entere de lo que pasa con Rigoberta se lo contará a todo el mundo y Carlota tendrá que cerrar la pastelería!

¡Tenemos que solucionarlo! ¿verdad? 

Visita la web de nuestra pastelería para saber más
www.lalocapastelería.com

(Imagen: Mª José Ballesteros)
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viernes, 8 de julio de 2011

(Ja)Maika 3: El regalo envenenado

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Margaret Atwood dijo una vez "Nunca he entendido por qué la gente considera la juventud como un tiempo de libertad y gozo. Es probablemente porque han olvidado la suya"

He pasado unas semanas complicadas. Sí, a mi edad también se pasan semanas complicadas, no es algo exclusivo de la gente mayor, no es que cuando se cumplen los 20 se presenta alguien en tu casa con un paquetito y te dice algo así como "bienvenido a su edad adulta, aquí tiene su kit de semanas complicadas, empléelo con cordura y firme aquí, aquí y aquí..." Creo que las personas ya venimos con paquetito incluido y solo es cuestión de tiempo que nos demos cuenta de que lo tenemos ahí, esperándonos...

La cuestión es que en mi caso el paquetito ha hecho acto de presencia a mi tierna (aunque madura y no falta de inteligencia) pre-adolescencia, y ahora tengo que "capear el temporal" (otra expresión que si no estuviera en una semana complicada analizaría con el interés y la intensidad que siempre me acompañan) como buenamente pueda. 

Lo de empezar con esa frase de Margaret Atwood denota gusto ¿verdad? Es un recurso que me he encontrado en multitud de libros de la biblioteca... creo que empezar con una frase de otro autor que esté relacionada con el tema demuestra que quien escribe es culto y se interesa por las opiniones de otros colegas literarios y no solo por lo que sale de su cabeza... bien, pues la señorita Atwood definitivamente dió en el clavo: la juventud está siendo la peor época de mi vida gracias a los acontecimientos de las últimas semanas y que pasaré a relataros a continuación (sino a ver para qué me esfuerzo yo en buscar frases de autoras anglosajonas ni nada...)

Todo ocurrió a tres semanas de terminar el curso...

(aquí podría sonar una música inspiradora y aparecer un flashback en blanco y negro o tonos pastel difuminados que inequívocamente llevaran al espectador a concluir que se trata de una escena acontecida tres semanas antes de terminar el curso... es que estoy pensando en ampliar mi campo como escritora al guión cinematográfico ya que lo pasado estos días me sitúan claramente con la sufrida protagonista de un drama intimista y desgarrador, aclarado lo cual, retomo)

Todo ocurrió a tres semanas de terminar el curso... 

pero antes... ¿os habéis fijado en el retrato que acompaña al comienzo de este capítulo? es crucial en todo esto (os sigue sorprendiendo que a mi edad sea capaz de utilizar con sentido términos como "crucial" verdad?, lo sé)

Todo ocurrió a tres semanas de terminar el curso...

[continuará]
[imagen: little girl sketch, de moisesbraga]

PREVIOUSLY IN (JA)MAIKA:
  • (Ja)Maika 1
  • (Ja)Maika 2 
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miércoles, 25 de mayo de 2011

Pero a mi me pasa...

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"Que no niña, que no, que son todo artificios para ganarse uno la vida y a alguien cada noche para calentar el colchón..."

Y ahora... ¿ahora yo que hago con las mariposas de mi estómago que coleccionabas en frascos de cristal de luna? ¿con los paseos por la playa llorando mi ausencia y los besos traviesos robados a mi ombligo?

¿A quién abrazo las noches sin tormenta de risas, con quién bailo a escondidas tras la puerta del desván? ¿Dónde coloco las botellas sin mensaje, las estrellas desgastadas, los te quiero a punto de llorar?

"El amor no existe, y el artificio que lo sustituye solo funciona si dos quieren, aunque lo que digan no rime, pequeña"

¿Y entonces? ¿Silencio tu voz por las mañanas camino de la escuela? ¿Regalo las ganas, los secretos, el brillo en la mirada? ¿Rompo la colección de lágrimas que escondo tras la almohada?

¿Qué hago con los besos que me esperan y la arena a medianoche? ¿Con las luces de emoción y esos versos que te pagan las facturas? ¿Con las maletas llenas de sueños, para viajes aún por hacer...? ¿Con el mar de las sonrisas, las caricias en la espalda, la arena pegada a la piel, los hoteles escondidos, los secretos entre dos, los rincones de...

"Que no, que es palabrería acompañada de notas, que no existe, que no vale, que no ocurre..."

Pero a mí me pasa...
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viernes, 20 de mayo de 2011

(Ja) Maika 2: cómo comenzar un libro en blanco

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Llevo desde la noche de mi cumpleaños dándole vueltas a qué escribir en las primeras páginas del libro en blanco que me regaló Mateo. Considero que es algo muy importante y que definirá la calidad del resto de páginas y eso es mucha presión.

Mi adorado Mateo no está de acuerdo, dice que lo importante es escribir lo que en estos momentos necesite escribir, sin preocuparme por cómo llenaré el resto de hojas, ya que eso me condicionaría y perdería frescura. Es tan inteligente...

Estos días está cansado, lleva varias tardes marchándose a la puerta del Sol nada más que termina el cole. La otra noche estuvo hasta la madrugada, lo justo para darse una ducha y venir a ocuparse de mi y mis preguntas.

Me cuenta que la gente se reune para allí hablar, exponer sus ideas, compartir, conocerse y tratar de hacerse oir de una manera pacífica y organizada. Me habla de la gente que se sienta a su lado, que comparte una manta o un paraguas, que hace fotos, que cuenta su historia... 

Dice que ayer estuvo junto a un chico que pinta muy bien y que si hoy coinciden le va a pedir que le haga un retrato mio para mi libro. Le he dicho que si no tiene una foto no podrá dibujarme y Mateo dice que sí, que hay dos formas de ver a las personas, como aparecen en una imagen o como se muestran a los demás, y él le contará a su compañero "de lucha" cómo soy para que el dibujo sea auténtico. Me pareció muy emocionante que pensara en mí en la revolución, como un soldado que en el campo de batalla guarda en el bolsillo más cercano a su corazón la foto de su amada. 

Mateo dice que la gente ya no se reune en la puerta del sol para comer las uvas y dar la bienvenida al nuevo año, sino para cambiar las cosas y hacer los sueños realidad.  Dice que hay una pancarta que dice "Si no nos vais a dejar soñar, no os vamos a dejar dormir"; de momento el que no duerme es él, pero cuando las cosas se hacen con tanta convicción e ilusión no pueden salir mal ¿verdad?  Me encantaría poder ir con él. 

El otro día se lo dije a mamá, que por qué no íbamos y llevábamos manzanas, agua, sacos de dormir o lo que necesitaran. Mi madre me dijo que era muy niña para ir y que tengo obligaciones como la escuela y los deberes, igual que ella las tiene en su trabajo y con la familia, pero me lo dijo con una sonrisa triste y un brillo distinto en los ojos, porque yo sé (papá siempre le dice cuando hablan de política que es su "roja revolucionaria favorita" ) que mi madre en realidad se pasaría dias enteros allí si pudiera. 

También me dijo que aunque no pueda estar allí, ella también lucha, votando, porque las cosas cambien, y que cuando yo sea mayor, si quiero cambiar las cosas y por lo que sea no puedo ir a sentarme en una puerta de sol (de esas que brillan por lo que guardan en su interior), encontraré otras formas adecuadas de que mis ideas también cuenten, porque soy muy lista.

Aún así me encantaría poder ir con Mateo y compartir esos momentos, debe ser muy intenso y especial, esa sensación de que está pasando algo grande, importante, y que formas parte de ello... pero desde Torrejón (y desde mis 13 años) está todo más lejos de lo que me gustaría.

Mientras tanto, me pierdo en los ojos de los que me cuentan las cosas: en los de Mateo y su cara de cansado, con esas ojeras grises que le hacen más mayor e interesante, en los de mamá y ese brillo de rebeldía que aún hoy la acompaña, y en los de papá y el amor con el que la mira.

Y sigo pensando en cómo empezar un libro en blanco.

PREVIOUSLY IN (JA)MAIKA:

  • (Ja)Maika 1

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viernes, 13 de mayo de 2011

Una historia de un día de lluvia

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Mi artículo para el boletín de castingactores de este mes.
Si quereis leer el del resto de mis compañeros, que siempre son fantásticos, id a la sección noticias de www.castingactores.es

"Gracias a los niños he aprendido que el teatro es una historia de un día de lluvia que hay que cambiar al día siguiente cuando sale el sol"" Jorge Díaz.

Llevo más de 6 años vinculada de una u otra forma al teatro infantil. Como nos pasa a muchos, mi llegada a este mundo fue casual y la parte pedagógica, vino después, cuando decidí tomármelo en serio y hacer de ello una profesión. Para algunos seré una recién llegada y para otros, contaré con más experiencia que la mayoría, pero independientemente de situarme en una parte u otra de la línea, puedo presumir de haber compartido escenario y otros espacios afines, aunque no siempre bien acondicionados, con gente admirable.

Desgraciadamente, creo que el teatro infantil es observado desde fuera por algunos como un "subproducto", como algo secundario y menos importante, lo que a los que luchamos por sacarlo adelante con compromiso, honestidad y las mismas dificultades que los compañeros que se pelean por defender sus montajes para adultos, nos hace, cuanto menos, poca gracia.

Ser "actor de infantiles" no es ser menos actor que el que interpreta a un Lorca o a un Sanchís Sinisterra. Escribir, dirigir y sacar adelante un proyecto infantil implica el mismo esfuerzo y trabajo que cualquier otro montaje teatral, con un handicap añadido; el niño no está sujeto a los convencionalismos sociales, a la educación (en algunas ocasiones incluso mal entendida) del público que va al teatro. Si a un niño no le gusta lo que ve hablará, llorará, gritará, se levantará de su butaca y conseguirá que, antes o después, sus padres, abuelos, tíos o quienquiera que les acompañe, se levante con mayor o menor vergüenza para abandonar la sala.

Pero no solo es eso, cuando haces teatro infantil trabajas para el niño, pero también para el adulto que le acompaña, un adulto que, en determinados casos, busca una forma de que su hijo, nieto o sobrino, no solo se esté "tranquilito" un rato sino que también se entretenga con algo diferente a los dibujos de la tele del sábado por la mañana.

Te debes al adulto igual que al niño, no vale disfrazar a cuatro actores con colores llamativos y pedirles que den saltos, canten 3 canciones y se caigan de culo para que el niño se ría, no vale hacer gracia solamente, el que elige llevar a su hijo al teatro en lugar de al cine o al circo busca "educar", "fascinar", "enseñar" y "descubrir" o al menos me gusta pensar que en un alto porcentaje de casos es así.

Por eso, cuando decides sacar adelante una obra de teatro infantil trabajas el texto hasta la saciedad, para que te entiendan, no puedes jugar a dejar algo en el aire, a improvisar en exceso, a que el espectador saque sus propias conclusiones, sino que tienes que enseñar al niño a pensar a la vez que captas su atención, a que entienda a los personajes y la historia a la vez que le haces sonreír. Y todo eso lo tienes que vestir con colores, con luces, con música y artificios que consigan enganchar al pequeño los primeros minutos, cuando el niño no se siente "obligado" a prestar atención como si que se siente el espectador adulto. Y esto encarece en gran medida el proceso.

Ningún actor, director o productor teatral le haría ascos a que le programaran un Chéjov, un Ibsen o una profunda y trabajada producción propia, por supuesto, la que escribe esto tampoco. Solo digo que la satisfacción que te da el abrazo sincero de un niño al terminar la función o los comentarios e intervenciones en medio de la obra de forma casual y no premeditada de esos pequeños espectadores, tan exigentes o más aún que los que han cumplido la mayoría de edad, alegran a cualquiera que haya tenido la suerte y la valentía de exponerse al criterio del público infantil. Y que el trabajo y el esfuerzo que supone conseguirlo no es menor ni menos importante que cualquier otro.

Y aunque a veces te dan ganas de tirar la toalla con esos "locos bajitos" y martirizarte metiéndote en la piel de la Señorita Julia o de Bernarda Alba acabas dándote cuenta de que, con tu trabajo, colaboras a la creación de los espectadores adultos del mañana, esos que irán a ver los montajes de los que piensan que el teatro infantil es subsidiario y que, con un poco de suerte, también llevarán a sus hijos a ver una función un sábado por la mañana.
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miércoles, 11 de mayo de 2011

Maika

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Ayer cumplí 13 años. Un hecho trascendental y de suma importancia que pasó desapercibido para la mayoría de los mortales. Sí, sí... 13, les permito que se sorprendan de mi admirable uso del lenguaje y rico vocabulario a pesar de mi escasa edad física, pero las aventajadas mentales es lo que tenemos. No solo es que las chicas maduremos antes y seamos más inteligentes (hecho científicamente probado y del que podrían extraer una muestra empírica simplemente pasándose por mi clase), sino que además yo nací con un extraordinario don para la palabra y el lenguaje escrito que hizo que a los 3 años ya llenara cuadernos y a los 6 me granjeara calificativos como "redicha", "marisabidilla" o "listilla insoportable", no solo entre los niños de mi edad, sino también entre personas bastante más mayores que no soportaban la evidencia de que a mi lado lucían todavía más mediocres.

A esa edad aún volvía algún dia a casa llorando por la discriminación que mi inteligencia y el alarde que hacía de la misma me provocaban, mi madre, siempre tan "happy flower" me decía que lo único que tenía que hacer era cambiar mi actitud y encontrar esa lucecita brillante que todos mis compañeros tenían dentro, y que luciría tarde o temprano como ya brillaba la mia a toda potencia. Después me ponía una película llamada "Matilda" de una niña muy lista con unos padres muy tontos y malvados... pero me gustó más el libro.

A los 11 todo cambió, cansados en el colegio de mis preguntas y la escasez de respuestas adecuadas por parte de los docentes, me asignaron un tutor de refuerzo, encargado de velar por mis inquietudes y apaciguar las ansias de saber que se me salían hasta por las orejas, y llegó a mi vida Mateo, un recién licenciado al que le cargaron a la "niñita pesada" para que fuera cogiendo práctica y que se ha convertido en mi guía, mi gurú, mi "otra visión del mundo". Él aún no lo sabe, pero en unos años nos casaremos.

A veces me planteo si Mateo no será igual de mediocre que el resto, y que sea mi amor el que lo ve tan especial y único, pero borro instantáneamente esa idea de mi cabeza, alguien tan inteligente como yo no permitiría que el corazón interferiera dándome una visión sesgada de la realidad.

Ayer, cuando cumplí los 13 a Mateo no se le ocurrió otra cosa que regalarme un libro con las hojas en blanco. Es tan guapo y tan maravilloso que no le dije que desde que aprendí a escribir llevo 172 cuadernos llenos de ideas y que lo del libro en blanco es un recurso empleado en demasiadas ocasiones en libros, películas y series de tv. Sé que este libro es especial y lo que escriba en él será tan importante que cambiara no solo mi vida sino la de muchos a mi alrededor.

Así que aunque la mayoría de los mortales sean ajenos a este hecho tan trascendental e importante, ayer cuando Mateo me entregó mi regalo, todo cobró un nuevo sentido, una dimensión especial.

Me llamo Maika, bueno, en realidad me llamo Jamaica, mis, en su juventud, emporrados padres me pusieron ese nombre porque nací en el aniversario de la muerte de Bob Marley. A muchos os parecerá un nombre exótico e incluso bonito, pero cuando vives en Torrejón esos exotismos están fuera de lugar... pero no me quejo demasiado, mi hermano, Makarney, tuvo peor suerte.

Y nada más, que se preparen, porque sus vidas, gracias a una niña de 13 años recién cumplidos, han comenzado a cambiar.

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miércoles, 4 de mayo de 2011

¿Qué curiosa es la vida, verdad? - TW (III)

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¿Qué curiosa es la vida, verdad? A mí no deja nunca de sorprenderme...

Sé que si no estuvieras sedada y escucharas lo que acabo de decir me mirarías con esa media sonrisa tuya tan característica y soltarías alguna frase vacía y cortante que zanjara la conversación, alguna de esas que guardas en tu repertorio para cuando la vida te incomoda...

¿Cómo puede ser tan fría una sonrisa? Hace años que me lo pregunto.

Qué curiosa es la vida...

Hace unos meses no me hubiera imaginado que ahora estaría aquí, velando ese sueño artificial que te ha provocado la anestesia igual que hace años velabas tú el que yo conseguía arrebatar a esas fiebres que se llevaban mi infancia. ¿Recuerdas? Todavía te miraba con devoción entonces, con esas ansias enfermizas de ser un niño normal y sano para no decepcionarte.

El día que apareciste con esa vieja máquina de escribir, subiste casi hasta la cima de ese infantil pedestal en el que todos los niños sitúan a sus madres. No importaba que hubieras revuelto todo el trastero en busca de la máquina del abuelo con la única intención de reducir las horas a los pies de mi cama dándome algo con lo que entretenerme. Qué más daba que el motivo fuera que te resultaba cada vez más tedioso simular ese cariño maternal que se te escapaba a chorros por la ventana a medida que se te hacía más claro que yo no era el hijo con el que habías soñado… El brillo de mis ojos no distinguía esos matices.

¿Sabes que todavía la conservo? La máquina del abuelo, digo…

Esas teclas duras y gastadas se convirtieron en el único hilo que nos unía, y con el tiempo, desaparecido el pedestal, aprendí a sustituir tu absoluta indiferencia por ese hilo artificial pero lo suficientemente firme como para sujetarme a una vida que se me hacía cada vez más difícil…

¿Sabes? Te confieso que me divertía hacerte enfadar martilleando las teclas hasta arrancarte uno de tus gritos, a veces ni siquiera escribía cosas con sentido, solo golpeaba las que más chirriaban una y otra vez para desquiciarte.

Eso y engendrar a mi pequeño ángel, esa hermosa criatura que bailaba a escondidas en el salón cuando nadie la veía. ¿Ella también te decepcionó verdad? Nunca estuvimos a la altura de tus expectativas y lo peor es que para ella no hubo máquina de escribir.

Nunca te lo perdonaré… madre.

Nunca dejarás de ser la persona que consintió que le cortaran las alas, que la dejaran sin luz, aprovechando mi ausencia. Ni en mis frases más oscuras, ni en mis personajes más rastreros hubiera podido inventar un castigo tan cruel y desgarrador para ella… y para mí.

Así que prefiero hablarte así, sedada, sin oportunidad para tu fría sonrisa, para tu mirada vacía, para esa indiferencia más fuerte aún que el odio que me palpita dentro y que hará que me marche antes de que despiertes, para no darte ni siquiera la satisfacción de saberme cerca, vigilando tu sueño artificial.

Cuando leas esto, ya recuperada, me tendrás tan lejos como siempre pretendiste, y solo tu orgullo y tu absurda idea de estar por encima de los demás, de erigirte como baluarte de la ética y la moral, estarán a tu lado, para que sigas molestando a los que no viven como tú consideras que deben hacerlo, sean o no hijos tuyos.

¡Ah!, y perdona, las ces están algo torcidas y las emes no se leen con claridad, es lo que tiene la vieja máquina de escribir del abuelo.

¿Qué curiosa es la vida, verdad?

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(tercera y ultima carta... fabricando las alas!!!)
anteriores:
Nana (TW-I)
Siguen visitándote los demonios azules? (TW-II)
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lunes, 25 de abril de 2011

¿Siguen visitándote los demonios azules? - TW (II)

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Hola pequeña,

Hace tiempo que no hablamos y me cuesta encontrar las palabras adecuadas para demostrarte todo lo que te he echado de menos.

Tuve que marcharme… me ahogaba pequeña… se me pudría el alma en ese cuarto, en esa casa, en esa situación… y no pude llevarte conmigo.

Aún me despierto por las noches pensando en ti, en cómo me acusaban tus ojos cuando desde un rincón observabas cómo escapaba como un delincuente, de noche, en silencio y sin mirar atrás más que para encontrarme con tu enorme tristeza.

Y no volví a darme la vuelta, porque sabía que si lo hacía, no hubiera tenido fuerzas para seguir adelante.>

¿Siguen visitándote los demonios azules? Me llevé unos cuantos en penitencia por tu abandono… pero supongo que algunos no se pudieron resistir a tu frágil encanto y se quedaron a tu lado…

Eras tan tímida… te hacías tan insignificante cuando tenías a alguien cerca… tan… pequeña… no entiendo cómo nadie veía lo importante que eras, la luz que emitías… sólo yo me deslumbraba, y en el fondo, me alegraba egoístamente de que así fuera, me hacía sentir especial, me hacías sentir especial.

Siempre te recordaré bailando a solas, en ese decadente salón, sonriendo con los ojos cerrados mientras el disco giraba una y otra vez en el fonógrafo… nunca me hubiera atrevido a interrumpirte, ni siquiera a contarte que te espiaba mientras dabas vueltas al son de la música, me daba demasiado miedo que no volvieras a hacerlo…

¿Siguen visitándote los demonios azules?

No supe nada pequeña.

Si al menos hubiera tenido una ligera idea… si hubiera podido imaginar lo que ocurriría…

Me atormenta tanto haber sido capaz de dejarte atrás, de olvidar que solo conmigo te sentías segura y podías luchar contra lo que fuera… te lo quitaron todo pequeña, pero porque antes fui yo el que te arrebató la oportunidad de escapar…

De salir de allí…

Salir de allí...

Salir…

¿Siguen visitándote los demonios azules?

(y el proyecto continua... leer el previo "Nana" aquí)
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jueves, 21 de abril de 2011

Lágrimas

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A veces echaba de menos las lágrimas. Esa cómoda y melancólica luz azul que de vez en cuando se anunciaba con un cosquilleo en las muñecas. Y entonces, cuando la tranquilidad del día se lo permitía, cuando el silencio, cada vez más raro y preciado, la visitaba, cerraba los ojos y pensaba en cosas tristes.

Su cabeza se llenaba de ausencias, de cosas bonitas que ya no estaban, de abrazos extinguidos y melodías que la hacían llorar. De historias que nunca habían ocurrido, de libros que nunca podría regalar o de imágenes almacenadas en un rincón del alma... de esas a las que sólo limpias el polvo de vez en cuando para que la pena no se quede contigo demasiado.

No era nada excesivamente trágico, nunca había sido una "reina del drama", era algo suave, inapreciable en un primer momento, calmado...  Con años de práctica había conseguido evitar las muecas y los pucheros, pero, así y todo, seguía llevándose una mano a la sién cuando el proceso comenzaba a dar frutos y notaba como el lagrimal comenzaba a humedecerse.

Llegados a este punto era más fácil, ese peculiar cosquilleo alcanzaba su punto álgido, latente incluso, y la aceptación sobre lo que estaba ocurriendo era completa. Entonces comenzaba el descenso de esa montaña rusa en la que se convertían los sentidos, y las lágrimas aparecían, ligeras, silenciosas, liberadoras... y ella sonreía.

Sonreía porque sabía que una vez acabaran, una vez vaciara esa pena pasajera y totalmente controlada, volvería a sentirse agradecida por ser tan feliz.
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martes, 5 de abril de 2011

Mauro

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Asomó su carita por la rendija abierta de la puerta de entrada a la sala y salió corriendo cuando alguien desde dentro fue a cerrar para que no se perdiera la magia...

Mauro tiene 3 añitos y unas gafas que le hacen si cabe más gracioso.

Se ha traido un sombrero de pirata para ver la función y su madre se ha recorrido la ciudad de punta a punta para que él pudiera disfrutar de nuevo de la sombrerería. Nos cuenta que desde que nos vió en el teatro en Noviembre, está cantando nuestras canciones y que ha decidido que el papá de su amigo David se llama "Ataulfo" (aunque todos le llamen Adolfo).

Cuando Mercromina le saluda al comenzar la obra él abre muuucho los ojos, y a esa duendecilla traviesa se le acelera el corazón de ver tantas ganas y tanta ilusión.

Se comporta estupendamente, como un niño mayor, y entre esas cien butacas, se convierte en la sonrisa de referencia para todos los personajes de la sombrerería y para las que detrás de esos personajes no podemos dejar de emocionarnos con el fantástico gesto de Mauro y su mamá.

Cuando todo termina y la sala se vacía, la Sra.Smith, cómplice y con más ilusión si cabe que nuestro pequeño protagonista, se lleva a Mauro a la sombrerería, y él se prueba sombreros junto a Carlota, sin dejar de mirarnos a todos con emoción.

Este domingo, Mauro se lleva a casa unas cuantas fotos sombrereras y una experiencia que esperamos que recuerde mucho tiempo, pero a nosotros nos deja mucho más...  nos deja un brillo en los ojos que hace que casi se nos salten las lágrimas y esa increíble sensación de que todo lo que haces, el esfuerzo, el trabajo y todo lo que no se ve, merece la pena.

No sabemos por cuánto tiempo Mauro se acordará de Mercromina, del Sr. Snoozer o de Óptima III, si seguirá cantando como lo hace Carlota o viajando en aviones de papel como Lis Chisgarabís, pero lo que tenemos claro es que todos los que trabajamos en este carromato de sueños lleno de sombreros nos acordaremos de Mauro siempre.

Y estamos seguros de que tiene un hoyuelo a 4,2 centímetros de su oreja derecha...

www.enlasombrereriasmith.tk
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domingo, 20 de marzo de 2011

Hace tiempo encontré... (Microrrelatos SM)

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Hace tiempo encontré… la fórmula secreta para las sonrisas más espectaculares, los momentos más felices, las historias más mágicas... y también un agujero traidor en el bolsillo...
.
Hace tiempo encontré… un resquicio por el que entrar en el Bosque de los Ceños Fruncidos. Ahora lo único que me obsesiona es dar con la forma de salir de aquí. ¿Podrías ayudarme?
.
Hace tiempo encontré… un calcetín azul feliz de no tener pareja. Que estaba orgulloso de su facilidad para adaptarse a cualquier pie dispuesto a dejarse llevar por la originalidad.
 .
Hace tiempo encontré… mi alma. Y tenía tu rostro.  

(Mi aportación al II Concurso de Microrrelatos de SM, con un máx. de 160 caracteres cada uno)
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jueves, 3 de marzo de 2011

Patricciones 2011

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  • Voto por los conductores de autobús que a las siete de la mañana responden a tus "buenos días" con una sonrisa.
  • Por los que se saben diferentes y aún así no tratan de evitarlo o disimularlo.
  • Voto por los valientes que conscientemente tienen niños en estos tiempos que corren.
  • Por los artesanos, en el campo que sea.
  • Voto por los que aún ceden su asiento en el metro.
  • Por los que aman su trabajo.
  • Por los que consiguen que sus empleados amen su trabajo.
  • Voto por los que son honestos.
  • Por los que van de cara.
  • Por los que aún se indignan con determinadas actitudes.
  • Voto por los que escriben cartas de amor.
  • Por los que aún usan un bolígrafo y un papel.
  • Voto por los que arriesgan.
  • Por los que apuestan por aquello en lo que creen aunque lo tengan todo en contra.
  • Voto por los que saben que es más importante pagar un salario digno que renovar el coche cada dos años.
  • Por los que leen todos los libros que se compran.
  • Votos por los que dedican parte de su tiempo a tratar de arrancarnos una sonrisa.
  • Por los que valoran las lágrimas y las carcajadas.
  • Voto por los que dan las gracias cuando les dan la vuelta en el kiosco.
  • Por los que saben pedir perdon.
  • Voto por los que cantan en la ducha y fuera de ella.
  • Por los que se enamoran a los 70.
  • Por los que bailan en el ascensor.
  • Voto por rodearme siempre de la gente que tengo cerca.
  • Voto por ellos.
  • Voto por tí.
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lunes, 28 de febrero de 2011

Nana... TW (I)

– 3 comentarios
 
Mi querida y añorada nana…

Te echo tanto de menos…

Sabía que estabas en casa antes siquiera de abrir la puerta, la risa de mamá descendía por la escalera como las notas de ese piano que nunca tuvimos. Tu llegada significaba monedas de diez centavos para comprar helados, y, en los mejores momentos, de veinticinco para ir al cine, y meriendas en el Forest Park. La gracia sureña se apoderaba de nosotros cuando estabas cerca e incluso papá olvidaba su odio al mundo si tú le mirabas. Nunca estuve más cerca de Dios que cuando caminaba de tu mano.

Te echo tanto, tanto de menos…

Aún me parece oler tu esencia de rosas y azmilcle… “cuando se nace tan delgadita como yo, hay que buscar la forma de sustituir a las suntuosas curvas de las mujeres del Sur, niño curioso” me decías cuando te preguntaba por la elección de tu perfume.

Y me mirabas con esos ojos grandes, que me revelaban lo profundo que me conocías, lo bien que me adivinabas, y que aún así nunca me intimidaron.

Crecí admirándote Nana, idolatrando tu forma de afrontar los días, de sacarte las piedras de los zapatos…

…de sonreír.

Te echo tanto, tanto de menos…

A veces, creo que todavía vas a aparecer en algún momento, diciéndome que ande derecho, que no tenga miedo, que no me deje llevar por esa desesperación que en ocasiones aún hoy me invade.

¿Por qué no estás?

Y me niego a recordar la forma en la que te marchaste, me niego a que sea tu enferma imagen la que ocupe mi retina. Porque para mí, siempre serás esa divertida y fuerte mujer que años después aún usaba las grandes pamelas de su juventud, ese ángel de labios rojos y pañuelo al cuello que se echaba el mundo a sus espaldas y parecía que guardaba todos los secretos de la vida en un ridículo bolso con forma de flor, ese ser con olor a rosas y azmilcle.

Mi querida y añorada Nana…

Mi querida y añorada nana…
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jueves, 3 de febrero de 2011

El bosque de los ceños fruncidos

– 0 comentarios
 
Yo entraré allí... yo lo solucionaré! de verdad!
confiad en mí!

Es de valientes entrar en el bosque de los ceños fruncidos. De muy valientes...

Lo primero que sientes es el frío, un frío desolador, que hace que apenas puedas sentir otra cosa que los huesos gritando y pidiendo que salgas de allí lo más rápido que puedas. No... no importa los abrigos que te lleves, es inutil, es un frio interno, diferente, solo quienes pasaron por allí antes que tú lo entienden.

En el bosque de los ceños fruncidos te invade la tristeza sin que te des cuenta, entra por el pulgar del pie izquierdo y comienza a subir, como un cosquilleo apenas percibible. Como una culebra que avanza lo más silenciosamente posible, para que cuando quieras darte cuenta, cuando quieras sacudírtela de encima, ya haya entrado hasta lo más profundo de tu corazón.

Te quedas sin fuerzas, y a medida que avanzas, que te adentras en su atmósfera, solo quieres sentarte en el rincón más oscuro que encuentres, hacerte un ovillo y quedarte allí, abrazada a tus rodillas y cerrando los ojos muy fuerte, intentando conseguir que, de una forma u otra, esa sensación desaparezca.

Y es curioso, porque a la vez que quieres que desaparezca te instalas cómodamente en ese sentimiento, y casi es un alivio sentir que tus ojos se humedecen y que sientes ese pinchazo en las muñecas que te anuncia que te falta muy poquito para comenzar a llorar.

Entonces es cuando te rebelas (o eso crees) y comienzas a enfadarte. Te enfadas mucho, muchísimo. Sin saber muy bien por qué o por quién. Solo quieres gritar, y golpear los troncos de los árboles, das patadas al aire, discutes con nadie pero cada vez con más fuerza... Se te agolpan reproches en la cabeza, las ironías y los dobles sentidos salen con una energía imparable de tu boca y la rabia te rodea, te abraza, y con un dedo invisible hace que tus sienes palpiten, tu mirada se oscurezca, tu ceño se frunza...

Podré hacerlo! Creedme...

Es de fuertes resistir al bosque de los ceños fruncidos. De muy fuertes...
Porque entre tanta impotencia y desesperación, entre tanta ira inexplicable, tienes que conseguir encontrar una forma de escapar, de avanzar hacia el final a pesar de los brazos invisibles que te lo impiden, que no te dejan caminar.

Parezco poquita cosa, pero soy muy fuerte!

Y no todo termina cuando dejas el bosque atrás... porque cuando entras en ese bosque, ese bosque entra en tí y corres el riesgo de que no salga nunca, de que se instale en tu corazón, y no desaparezca. Asi que es muy importante que al salir de allí alguien te de un abrazo, un largo abrazo de verdad... sabrás si funciona porque si es de verdad, si realmente es un abrazo verdadero, oirás el sonido de tu corazón fundiéndose con el de la otra persona... y una música, hermosa y que nunca antes escuchaste hará que sonrias, y que las arrugas de tu frente desaparezcan.

Me abrazará alguien... lo sé.. y bailaremos al son de la música

(Un nuevo proyecto que nace...)
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miércoles, 5 de enero de 2011

Y aún así... perfecta.

– 1 comentarios
 
Suena sin prisa. Sin pretensiones. Y aún así... perfecta.

No busca agradar, ni conmover, ni siquiera captar la atención, pero te acompaña sin apenas percibirse, sin molestias, sin artificios... No podrías describirla aunque quisieras, no sigue pautas ni cánones, no hay carencias... y aún así podrías repetirla sin errores dejando escapar un apenas visible hilo de aire entre tus labios. No tiene ritmo, pero palpita, y aunque no lo has hecho nunca, eres plenamente consciente de que podrías bailarla a la perfección simplemente cerrando los ojos y dejándote llevar.

Es suave, pero con carácter y nada previsible. Firme, y aún así etérea... No puedes verla, nadie puede, pero la sientes tan tuya que crees que podrías cogerla con solo estirar los dedos.

Susurra con la fuerza de un grito y casi notas el aire caliente en tu oreja cuando te la imaginas. Es aire y aún así te deja sin aliento. Cálida, pero con la capacidad de crearte escalofríos...

No podrías describirla aunque quisieras... aunque suena constantemente en tu cabeza...


...desde aquel beso.


Suena sin prisa. Sin pretensiones. Y aún así... perfecta.



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